Adultos mayores, telemedicina y diabetes

La telemedicina en España ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, con un aumento del 20 por ciento en las citas a través de sistemas telemáticos en 2023, según datos proporcionados por el grupo tecnológico Top Doctors. Se proyecta que este año, en 2024, las consultas telemáticas aumenten un 15 por ciento.

Estos datos indican claramente que el sector sanitario está avanzando hacia la digitalización. Aunque todavía se necesita inversión y mejora en la interoperabilidad, es notable que el grupo de pacientes mayores de 64 años haya representado el veinte por ciento de las consultas. Esto es especialmente significativo en un país como el nuestro, donde 1 de cada 5 habitantes tiene más de 65 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Núria Alonso, enfermera experta en Diabetes y Educación Terapéutica del servicio de Endocrinología y Nutrición, y Ernesto Guevara, médico adjunto de la unidad de Geriatría, ambos profesionales del Hospital Universitario MútuaTerrassa, han publicado recientemente un artículo sobre los desafíos educativos en la monitorización continua de glucosa en personas mayores, en la revista Diabetes de la Sociedad Española de Diabetes.

En este artículo, resaltan la importancia de la educación individualizada, estructurada, dinámica y continua en el control de la diabetes. Esto implica integrar aspectos como nutrición, programas de ejercicios físicos, control de peso y adherencia al tratamiento farmacológico. También destacan la importancia de proporcionar acompañamiento a las personas mayores en la introducción a las tecnologías, asegurándose de que comprendan la información de los dispositivos.

Durante el 58° encuentro mundial de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), se discutió el tema de los adultos mayores y la diabetes, abordando mitos y realidades en este ámbito.

Las conclusiones destacaron que tanto la comorbilidad como la fragilidad son conceptos relevantes que afectan a los resultados clínicos, y su evaluación y gestión deberían ser rutinarias en las salas de hospitalización y en las clínicas. Además, se enfatizó que un enfoque único del tratamiento no conducirá a resultados óptimos, incluida la calidad de vida y el bienestar.

Las directrices clínicas deben integrar en mayor medida las estrategias de tratamiento con el estado funcional y los perfiles de la enfermedad, para distinguir a aquellos que tienen más probabilidades de beneficiarse. Esto refuerza la idea de que los adultos mayores con diabetes necesitan una estrategia de gestión individualizada de múltiples dominios.

En resumen, en un contexto de envejecimiento de la población, es crucial seguir trabajando para ofrecer soluciones simples, innovadoras y prácticas a los desafíos de salud que enfrentamos en nuestros tiempos.

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